Inevitablemente, apariciones de nuevas quimeras se cuelan en mi mente, recorren suavemente mis formas, hacen una breve pero enérgica parada en mis piernas y finalmente regresan hasta que logran anidarse en lo más profundo de mis entrañas; con fuertes ambiciones quisiera poder escapar de ellas, preguntarles lo que ofrecerán, lo que se llevarán, el motivo de su estadía…
Mejor no. Conozco la respuesta a la última pregunta, más vale dejar que permanezcan ahí, aguardando el momento de ser devoradas.
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