Recién leía una frase que me desconcertó un poco. “Cargo tanto amor en el corazón que debería guardar algo para mí”. Y es que ¿Cuántas veces no hemos sentido amar tanto algo o a alguien que no nos permitimos guardarnos tantito amor para nosotras mismas? Sí, nosotras, desde el ser mujer.
La educación, formación y contextos en los que vivimos, nos colocan en situaciones en las que ni si quiera percibimos que nuestro tiempo, cuidados, cariño, dinero, entre otras cosas, -en la mayoría de las ocasiones- no están destinados en realidad para nosotras. Hablando de mi experiencia personal y de lo que he descubierto en mi historia de vida, -lo cual no ha sido tarea fácil-, he logrado ver que tampoco me he librado de ello; aunque pareciera que sí, pues soy una mujer independiente, profesionista y con cierto grado de autocrítica; todo ello de pronto no nos libra de los roles tradicionales de cuidadoras de otras personas.
Crecí en un hogar en donde mi madre siempre pensó en alguien más que en ella misma, -en sus hijas-, siempre fuimos y seguimos siendo prioridad, y no porque no quiera quererse o amarse, o porque no lo haga, es que simplemente el rol se trae tan enraizado en el ser mujer que cuando se trata de otras personas, se exige lo mismo.
Y es que a todas deberían de enseñarnos a amarnos desde lo consciente. Desde el poder que nos da tomar decisiones por y para nosotras, guardando todo el amor solo para nosotras. Sin sentir culpa por “descuidar” de otras personas, por no querer ser madres, por querer serlo y decidir trabajar, por no querer cubrir un rol tradicional…
Guardarnos tanto amor que no nos sintamos egoístas por hacer lo que queremos como lo queremos.
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