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Nombrar y honrar a nuestras ancestras

Foto del escritor: yaelcayetanoyaelcayetano

Actualizado: 18 abr 2023

Como feministas, muchas veces hablamos de honrar y recordar a las mujeres que nos precedieron en la lucha por el reconocimiento de nuestros derechos; pero pocas veces nos asomamos a mirar y a admirar a nuestras ancestras directas: a las abuelas que también lucharon y se ganaron un lugar en la historia, en nuestra historia.


Es por ello que hoy, decido nombrar y honrar a mis abuelas, porque gracias a ellas y a sus historias, la lucha que yo misma he emprendido porque niñas, adolescentes y mujeres, vivamos vidas libres de violencias y más dignas que las que ellas tuvieron, cobra más sentidoque nunca.


Por un lado, mi abuela materna Elvira Herrera, nació un 25 de enero de 1926 (exactamente 63 años y un día antes que yo). Siempre he sentido un vínculo especial con ella, incluso mi madre dice que mi figura menudita siempre activa, le recuerda mucho a su mamá. Como muchas abuelas en México, se convirtió casi en una segunda madre para mí.


Estuvo más que presente durante mi niñez, hasta mis 8 años, cuando la vi por última vez sin vida, tendida en su cama. Recuerdo los días después de su muerte y me vuelven los escalofríos, llegaba a sentir mucho miedo cada que entraba solita a algún cuarto de la enorme casa que tenía; no lograba olvidar las circunstancias en las que la vi por última vez... Luego de terapias, rituales, y por supuesto la edad, logré estar en paz con ese sentimiento y abrazar la increíble energía que dejó aun después de que su cuerpo terrenal partiera.


Tras indagar más sobre su vida, admiro y celebro que fuera una mujer transgresora de su época. Se casó con mi abuelo cuando ella tenía 30 años, poco menos de la edad que tengo ahora; para entonces, y aun hoy, a quienes no logramos "establecernos con un hombre" antes de esta edad nos siguen nombrando solteronas. Mi abuelo, según él mismo me contó, se enamoró de ella porque era una mujer fuerte y decidida. Cuando me platicó por primera vez que mi abuela era una amazona, me emocioné mucho a pesar de no saber con exactitud lo que era eso. Las veces que me contaba sobre ella, siempre con cariño, y a veces con lágrimas en sus ojos, yo solo la imaginaba montada en su caballo a la orilla de la playa.


Recientemente, llegó a la familia una nota del periódico local, en donde nombran a mi abuela y la describen como una verdadera amazona; y vaya que lo era. La recuerdo siempre como una mujer fuerte, una guerrera, una mujer que dejó huella en quienes la conocieron, pues a la fecha nos duele y aun lloramos por su partida. También la recuerdo como la más amorosa, conectada siempre con la naturaleza y leal a sus convicciones.

Por otro lado, mi abuela paterna Angelina López, nació un 7 de diciembre circa 1938. De ella sé muy poco. No la conocí, pero gracias a lo que relata mi padre, sé que sin duda era una mujer fuerte quien rompió con las reglas establecidas en su hogar y con lo que se esperaba de ella y de muchas mujeres.

Escapó de su casa cuando tenía entre 17 y 18 años, luego de escuchar una conversación entre su padre y otro señor, ambos ebrios, en la que el primero aceptó venderla al segundo para "casarse" con ella. Cuando pienso en el miedo que debió invadirla al escuchar que su propio padre la trataba cual mercancía, no puedo dejar de sentir un nudo en la garganta, por ella y por todas aquellas en las mismas circunstancias. Mi abuela logró escapar y no puedo siquiera concebir lo difícil que debió haber sido para ella llegar a la Ciudad de México, en donde conoció a mi abuelo; poco tiempo después se casaron. Murió en el 1985, cuatro años antes de que yo naciera. Resulta curioso saber e hilar que ambas murieron de diabetes. Alguna vez, una amiga bruja me dijo que esta enfermedad llega cuando se te acaba la dulzura por la vida; y quizá ellas la perdieron, pues como decía mi abuela materna, no es fácil ser mujer. Y no es fácil serlo ni en esta ni en ninguna otra época. Me tranquiliza saber que quizá en otros mundos sí lo sea.

Cuando pienso en mis ancestras y en cómo cada una rompió y luchó con los mandatos de su época, las admiro y les estoy profundamente agradecida por haberme abierto camino y por acompañarme siempre. Espero que a mí no se me acabe la dulzura por esta vida...

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Me hiciste recordar a mi abuela materna, tuvo una vida muy dura. También murió de diabetes cuando yo tenía 8 años. La vi muerta y también causó gran impresión en mí. Salud por Elvira y Angelina🍷🍷. Muchas gracias por compartir

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Yael Cayetano
Yael Cayetano
28 oct. 2021
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Pau, tenemos que darnos el tiempo para platicar de ellas. Cuánta coincidencia. Salud por ellas y por todas las abuelas. Gracias por leer. 🖤

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